viernes, 14 de agosto de 2015

Subida a Monte Perdido

Subida al Monte Perdido 14 - 08 - 2015

Monte Perdido. 3.355 m.


Ruta: Refugio de Goriz, Campo de bloques, Collado del Ibon Helado, La Escupidera, Monte Perdido.


Altitud max. 3.355 m
Altitud min. 2.160 m
Desnivel 1.150 m
Distancia 11,4 Km



Monte Perdido, una de las cimas más míticas de Los Pirineos y de las más deseadas y ascendidas por montañeros de los que abundan en la cordillera, considerada fácil de ascender, siempre que la meteorología lo permita y el hielo no cubra su acceso a cumbre por la famosa Escupidera, lugar tristemente conocido por las vidas que se ha cobrado en los intentos de cima.

Conocido como Punta Treserols, por ser la cima más alta de las llamadas Tres Sorores (Cilindro de Marboré, Monte Perdido y Añisclo o Soum de Ramond) o por su nombre francés, Mont Perdu, como lo bautizó Ramond de Carbonières, cuando lo identificó desde la cima del Midi de Bigorre, momento en el que se planteó ascenderlo y lo logró, en su tercer intento en el año 1802, tras lanzar dos guías franceses junto a un pastor de Pineta a su cumbre, y posteriormente repetir su recorrido 4 días después que ellos.

Cuentan las leyendas locales que en la zona residía un poblado de guerreros, cuyo jefe tenía tres valerosas hijas. Un día las hijas se encontraron con los guerreros de una tribu rival que quisieron raptarlas y ellas se defendieron con fiereza pero perdieron la vida en el suceso. Al día siguiente, sobre los llanos de Góriz, emergieron tres cumbres similares a las que llamaron Treserols (Las Tres Sorores)

En Julio del 2012, contemplando los Pirineos desde la cima del Midi de Bigorre, como hiciera en su día Ramond de Carbonières, le señalé a Ana su silueta, que siempre nos llamó la atención y le dije que algún día subiríamos juntos hasta su cima.



Mapa de Ruta. Cartografía © Instituto Geográfico Nacional de España.

Punto de partida: REFUGIO DE GÓRIZ.
La ruta más habitual para llegar a Góriz es atravesar el valle de Ordesa desde la Pradera de Ordesa hasta la Cola de Caballo y luego, bien por las clavijas de Soaso o por el camino de las zetas, ir subiendo hacia el Circo de Góriz, hasta alcanzar el refugio. También se puede llegar a la Cola de Caballo desde la Pradera por la Senda de los Cazadores, o desde el pueblo de Nerín, usar un autobús que te acerca hasta una barrera donde se inicia una senda que te lleva al Cuello Gordo y desde allí bordear el Valle de Ordesa por una pista con preciosas vistas, que termina enlazando con el GR 11 antes del Collado de Góriz y, girando a la izquierda al alcanzar el GR, llegaríamos hasta el refugio. Desde Francia, cruzando la Brecha de Rolando y el Paso de los Sarrios, recorreremos la llamada Senda de la Brecha de Rolando, que termina también en el refugio, por dar algunas opciones diferentes. VER EN GOOGLE MAPS

Son las 6:30 de la mañana cuando comienza el ajetreo en la habitación del refugio de Góriz donde hemos, pasado la noche. Bueno, la noche entera no, pues aún no ha amanecido cuando todos los que nos preparamos para bajar a desayunar estamos ya en pie.


Primeras luces del día
Los días anteriores ha habido tormentas y la meteo del día es un tanto incierta, de modo que no sabemos hasta donde podremos llegar en nuestra ascensión. Lo que parece seguro es que la cima la van a cubrir las nubes toda la jornada.

A las 7:30 estamos fuera del refugio preparados para comenzar, con muchas ganas de hacer esta cima y con energías a tope para comenzar la larga jornada que nos espera.


La moral siempre alta. Salimos de Góriz
Siendo Agosto, podéis imaginar que Góriz estaba hasta la bandera y la fila de montañeros que salimos hacia la senda que comienza a remontar la pared rocosa dirección noreste que lleva hacia Monte Perdido es larga. De modo que nosotros, como siempre, dejamos que nos vayan pasando los veloces montañeros y vamos a nuestro paso, disfrutando de la ruta y de las vistas, como hacemos siempre.

La senda va ganando altura a medida que dejamos atrás el refugio y pronto podemos ver como las nubes que anunciaban están presentes, viniendo desde el Norte, tapandonos las vistas de la zona del Taillón.
Góriz abajo y las nubes arriba
Atravesamos un brecha en la roca, en lugar de rodearla por el sendero y vamos saliendo a un terreno, siempre con pendiente ascendente, de mezcla de rocas pequeñas sueltas y hierba.

El camino está siempre balizado por hitos y va girando para coger dirección Norte, para dirigirse hacia la base del Cilindro, referencia constante de la ruta hasta que llegue el momento de dejarlo a nuestra izquierda.


Subiendo por la brecha en la pared

El rosario de montañeros que nos preceden
Seguimos ascendiendo y empezamos a ver el cielo azul sobre nosotros, al tiempo que el sol comienza a iluminar las zonas altas del Valle de Ordesa, lo que nos hace tener la ligera esperanza de que la meteo mejore, aunque en la montaña... Ya se sabe.


El Valle de Ordesa
La zona de Taillón y Brecha de Rolando


Seguimos dirección Norte hacia el Cilindro y ascendiendo mientras dejamos a nuestra izquierda el Barranco de Góriz, por donde baja un hilo de agua que forma pequeñas cascaditas a medida que desciende por algunos bloques.

Ya hemos dejado atrás la zona de hierba y caminamos constantemente sobre suelo de piedra y piedras pequeñas sueltas, que no se hace muy incómodo, salvo por la pendiente y algún pequeño paso atrás que te hace dar pisar alguna piedra.


El Valle de Ordesa detrás de Ana

El Cilindro tapado por las nubes
Antes de llegar a un nevero que queda perdido por estas alturas, mientras bordeamos la zona de Las Escaleras por su izquierda, nos giramos a disfrutar de la vista del Punta Tobacor y el Valle de Ordesa.


Punta Tobacor y Ordesa
A medida que nos acercamos a la Grada de las Escaleras, llegamos a una pequeña trepada, que se sube sin dificultad con el buen agarre de la roca, dejando bajo nosotros el nevero y llevándonos al conocido como Campo de Bloques.


En la trepadita

El nevero que dejamos a un lado
El Campo de Bloques es una caótica pedrera de enormes rocas de diferentes formas que es atravesado por un hilo de agua, cuyo caudal depende de la época del año y , que está sembrado de hitos, los cuales marcan un montón de caminos por los que podemos ir sobre las grandes piedras.

Podemos elegir el trazado que mejor nos convenga pues todos siguen rumbo Norte camino al Cilindro y todos nos terminarán llevando hacia el mismo lugar. El paso de la cadena.


En el Campo de Bloques

Bordeando el reguero de agua

Hitos en el Campo de Bloques

Saliendo del Campo de Bloques
Saliendo del Campo de Bloques los hitos nos llevan hacia un alargado nevero que hay bajo un pequeño barranco, por el que escurre el agua y que no es difícil encontrar con zonas heladas. Aquí encontramos el paso de la cadena, que nos facilitara mucho, al darnos seguridad, el atravesar el barranco y la parte de la roca más pulida por el paso de la gente, y mojada por la caída de agua.


Llegando al paso de la cadena

La cadena 
Antonio en el paso de la cadena



Ana llegando a la cadena

La zona mojada donde más agradecemos la cadena
Estamos llegando al pié del Cilindro, donde se encuentra el Ibón Helado, a unos 2.990 m de altitud, donde nos están esperando las nubes, que no han dejado de rondar los 3.000 m en toda la jornada y, donde haremos el giro para emprender la gran subida final.


Llegando al Ibón Helado

Las nubes se cierran sobre nosotros

El Ibón Helado
Paramos en el lago y giramos la vista hacia donde gira la ruta, al sureste. Estamos entre el Cilindro y Monte Perdido y aunque las nubes apenas nos dejan verla, tenemos frente a nosotros la temida Escupidera. 

De lo casi 3.000 m a los que estamos, hasta los 3.300 m tenemos que subir primero por una morrena lateral, por la derecha para después pasar a ascender por la misma canal que nos llevará hasta la antecima del Perdido.


Las nubes nos tapan la Escupidera
La Escupidera sabemos, por la información que facilitan a través de las redes sociales los amigos del Refugio de Góriz, que está limpia de nieve desde hace unas semanas, por lo que su dificultad se basa en la fuerte pendiente, en el suelo que la forma, ya que es una canal de piedras pequeñas en las que te vas hundiendo y, en más de una ocasión te hace retroceder dos pasos al dar uno, y el mirar bien donde pisas, pues un resbalón podría ser fatal.

En época de nieve se convierte en una subida peligrosa, donde hay que tener buen manejo de crampones y piolet y es en esas condiciones cuando se ha ganado su nombre, pues un resbalón hace que la pendiente te escupa hacia el vacío y es un lugar que ha costado la vida a unos cuantos montañeros a lo largo de la historia.

Reponemos fuerzas y comenzamos la ascensión entre las nubes, no sin antes fijarnos en un cartel que hay al inicio de la pendiente que avisa del peligro de la ruta.


Ana junto al cartel de aviso

Antonio a punto de comenzar la ascensión
Llegados a la morrena lateral las nubes nos tapan y destapan y hacen incómodo respirar por lo frío del ambiente y además, la pendiente es fuerte por lo que el progreso se hace lento.

en algunos momentos podemos ver ligeramente el camino que nos queda pero sabemos que aunque la lluvia se contenga, las nubes no nos van a dejar ver nada desde la cima, si es que no se pone peor la meteo y hay que abortar el intento.


Por la morrena lateral, la escupidera asoma 
Ana progresando entre las nubes


Cuando termina la morrena lateral, las nubes suben un poco y vemos parte del camino por la escupidera, por el que baja gente. Es bastante impresionante estar allí y sin nubes ya debe ser increíble, pero si se anda con cuidado no hay ningún peligro en estas condiciones.

Una vez metidos en la pedrera de la Escupidera vamos ascendiendo despacio, acusando la pendiente y el desnivel ya acumulado en dos días y poco a poco vamos superando el penúltimo escalón que nos falta para llegar a la cima.


El Ibón Helado abajo, entrando en la Escupidera

La famosa Escupidera

Ana en la acusada pendiente

Aún nos falta un rato

Llegando al final
Al terminar la escupidera, el terreno se suaviza y el suelo se convierte en roca más limpia y con un giro a nuestra derecha, comenzamos la subida a la última rampa que en unos 50 m de desnivel nos llevará hasta la cima.

Las nubes están metidas en los 3.000 m y la visibilidad es escasa pero al cabo de un rato, cuando la pendiente se va perdiendo, empezamos a distinguir entre el blanco de las nubes algo con muchos colores. Es un vértice geodésico lleno de cintas, pañuelos y diversos adornos. Lo hemos conseguido. Estamos en la cima de Monte Perdido.


Salimos a la última rampa

El vértice



Cima de Monte Perdido. 3.355 m.
Como todos los que han subido antes que nosotros ya se han bajado, (algunos no debieron de estar ni 10 min arriba), no sabemos si por la prisa con la que algunos viven la montaña o porque no se veía nada allí arriba por las nubes, el caso es que estuvimos solos en la cima un buen rato, salvo por otro montañero que descansaba allí con nosotros.

Nos contó que trabajaba en el Valle de Pineta y que venía por la Norte, subiendo por el Balcón de Pineta desde abajo y que tenía que volver por el mismo sitio porque tenía el coche allí. Menuda paliza.

Un par de montañeros catalanes llegaron más tarde y nos hicieron compañía un rato también en la cima.

La verdad es que aunque el viento era nulo y abrigados no se estaba mal arriba, para ser Agosto tuvimos la mala suerte de estar metidos en nubes todo el rato y el termómetro marcaba 0 grados en la cima y en un momento incluso llegó a caer algo de nieve.


0 grados en la cima

Lo poco que llegamos a ver

No hubo suerte con las vistas
A pesar de todo, mereció mucho la pena la ascensión y teníamos muchas ganas de estar en esta cima. Aunque la alta montaña es caprichosa, nadie nos quitó la emoción de disfrutar el estar allí arriba y cumplir aquello que nos propusimos en el año 2012, estando en la cima del Midi de Bigorre.

Comimos, bebimos, recuperamos fuerzas y comenzamos el descenso de nuevo hacia la Escupidera, que el camino hasta Góriz es muy largo y tenemos unas horas aún por delante.


Ana iniciando el descenso

Entrando en la Escupidera

Antonio bajando por la pedrera


El Ibón Helado se deja ver ya

Dejando la Escupidera
La bajada realmente es mucho más fácil y cómoda que la subida, pues al hundirte en las piedras, puedes bajar bastante rápido y se hace rápido el camino hasta salir a la morrena lateral.

Una vez alcanzada la morrena lateral descendemos rápidamente de nuevo hasta el Lago Helado, donde podemos volver a quitarnos algo de ropa al haber subido algo las nubes y tener mejor temperatura.


En la morrena lateral

Seguimos la bajada 
El Lago Helado ya muy cerca



Llegando al ibón
Llegando al Ibón Helado nos cruzamos una pareja que subía con algunas dudas, con los que nos paramos a hablar un poco y comentarles como era lo que les quedaba por subir.

Seguimos descendiendo utilizando el mismo camino que en la subida y pronto volvemos a estar en el paso de la cadena y de nuevo en el campo de bloques.

Toda esta parte se atraviesa muy bien en el descenso y nuevamente siguiendo los hitos nos dejamos caer hasta la pequeña trepada por la que accedimos en la subida al Campo de Bloques y continuamos nuestro descenso hacia Góriz.


Saliendo del Ibón Helado

Antonio de nuevo en la cadena

Ana en la cadena

Las nubes están aún más bajas

En el Campo de Bloques

Ordesa entre nubes desde el Campo de Bloques 
Bajando la trepada


Nos metimos en las nubes al dejar atrás en Campo de Bloques y nos acompañaron un buen rato en la bajada hasta que subieron a la altura del Tobacor y de nuevo pudimos ver el Valle de Ordesa.


Entrando en las nubes

Volvemos a ver algo de hierba

Por fin salimos de las nubes y vemos el valle
Ya solo nos falta bajar por la brecha que subimos al principio y seguir los hitos para bajar por las terrazas y pronto vemos el refugio abajo. aunque aún queda lejos, ya nos queda muy poco para llegar.


Bajando por la brecha

El valle entre los hitos

Góriz ya a la vista
Y por fin llegamos de nuevo a al refugio. Han sido unas cuantas horas de ruta y estamos muy cansados, de modo que habrá que tomar una cerveza bien fría para celebrar la cima y descansar que mañana hay que volver a bajar hasta la Pradera de Ordesa para coger el autobús.

Aunque las nubes no nos dieron ni una tregua en la cima para poder ver las impresionantes vistas que hay en la cima y eso nos fastidia, estamos muy contentos del día que hemos pasado y de haber podido estar allí arriba.


Llegamos a Góriz

Que bien sabe celebrar la cima
Más tarde, cenando, coincidimos con la pareja que nos cruzamos a la bajada y nos contaron que habían llegado a la cima también y que tampoco habían visto nada. Compartimos una buena charla mientras cenábamos con ellos en el refugio. 

Como curiosidad, nos cruzamos con una pareja que subía con tres niños bastante pequeños, o eso pensamos algunos que lo comentamos en el refugio, ya que se hacía tarde y no bajaban y un montañero solitario que los había visto nos iba preguntando a todos que si sabíamos algo de ellos, porque estaba preocupado de lo tarde que era y de que fueran con niños pequeños. Finalmente llegaron al refugio y contaron que habían llegado todos arriba. Que los tenían acostumbrados desde muy pequeños.

Personalmente yo con niños tan pequeños no hubiera subido, pero es solo una opinión y cada uno sabrá lo que hace con sus hijos. Esta vez desde luego no pasó nada, por suerte.

Una semana después subió Monte Perdido nuestro amigo Fernando, de La Rioja, y tuvo la misma suerte que nosotros con las nubes. Que le vamos a hacer.

Peor lo pasaron los que subieron el día que nosotros bajamos a Ordesa pues, cuando estábamos todos preparados para iniciar el descenso hacia la pradera, bajaban los que habían intentado la cima esa mañana diciendo que a 2.800 m había empezado a nevar y se habían tenido que dar todos la vuelta al refugio de nuevo. La montaña es así.  





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